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¿Cómo (no) resolver la crisis energética?

Las fuentes de energías renovables no pueden sustituir las plantas de carbón, petróleo o gas, ya que sólo satisfacen (parte de) la creciente demanda.

Imagen: Energias renovables. Fuente: ilustración de Milo.
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Por más que crezca la tasa de utilización de energías renovables, no seremos menos dependientes de los combustibles fósiles, mientras el consumo total de energía sigua creciendo. Las fuentes de energías renovables no pueden sustituir las plantas de carbón, petróleo o gas, ya que sólo satisfacen (parte de) la creciente demanda.

España, a pesar de su impresionante desarrollo como productora de energía eólica, es hoy tres veces más dependiente de los combustibles fósiles que hace una década.

A pesar de la mayor utilización de fuentes renovables de energía, cada día se queman más y más combustibles fósiles. Esto es así tanto en los EE.UU. como en Europa y en todo el globo, pero para hacernos una idea empezaremos por analizar la situación en España y en los Países Bajos, ya que ambos países son considerados ejemplos de compromiso por las energías renovables. Los Países Bajos poseen una tasa de utilización de energía nuclear e hidroeléctrica insignificante (verde, según algunos, no verde, según otros), mientras que en España ambas fuentes de energía se han mantenido sin cambios durante la última década, circunstancia que facilita los cálculos de Cuota de energías renovables.

Hace un año, España fue noticia en todo el mundo al darse a conocer que llegó a generar más del 53 por ciento de su electricidad mediante energía eólica. Si bien es cierto que esto sucedió durante una única noche de mucho viento, y sólo por algunas horas. No se puede negar que el desarrollo de la energía eólica en España es impresionante.

La electricidad generada por energía eólica creció un 8.000 por ciento entre 1996 y 2007, de 338 gigavatios-hora (GWh) en 1996 a 27.509 GWh en 2007. Con ello, la proporción de energía eólica en la producción de electricidad creció del 0,2% al 9% por ciento (fuente). En los Países Bajos, el total de electricidad “verde” generada aumentó en un 400 por ciento del 1998 al 2008, de 2.300 GWh a 9.500 GWh. Con ello, la cuota de energía renovable (principalmente biomasa y eólica) en la producción de electricidad aumentó desde un 2,5 por ciento a un 9 por ciento (fuente).

Todo esto suena muy bien, más aún si se compara con la situación en los Estados Unidos, donde la cuota de las energías renovables en la producción de electricidad (excluyendo la energía hidroeléctrica*) aumentó de 1,4% por ciento a 2,3% por ciento durante el mismo período 1998-2008 (fuente). En todo el globo la proporción de energías renovables aumentó de 1,12% por ciento en 1990 al 2,3% por ciento en 2006. Paradójicamente, al igual que los estadounidenses y el resto del mundo, los españoles y los holandeses son ahora aún más dependientes de los combustibles fósiles, que hace una década.

La producción total de electricidad

La explicación de esta mayor dependencia se debe al hecho que la producción total de electricidad en ambos países no ha dejado de crecer. En España, se pasó de consumir 174.246 GWh en 1996 a 303.293 GWh en 2007 (un aumento de casi el 80% por ciento en 11 años). La proporción de combustibles fósiles en la generación de electricidad aumentó de un 38% por ciento en 1996 a 59% por ciento en 2007, mientras que la cantidad absoluta de los combustibles fósiles utilizados para la generación de electricidad aumentó de 67.651 GWh a 179.737 GWh (fuente).

Así, entre 1996 y 2007 la cantidad de electricidad eólica en España creció en 27.171 GWh (alrededor de 30.000 GWh si se incluye el uso de la energía solar y biomasa), y la cantidad de electricidad que funcionan con combustible fósil creció con 112.086 GWh. A la vista de semejantes datos ¿puede alguien calificar de “verde” esta tendencia?

España hubiera obtenido los mismos resultados sin necesidad de haber construido ni un solo aerogenerador si se hubiera limitado a controlar el nivel de consumo energético a 85 TWh en lugar de los 112 TWh registrados.

Podría argumentarse que España pasó por una época de bonanza económica durante la última década y que no hizo más que ponerse al día con el resto de Europa. Por esta razón, es interesante observar la evolución en los Países Bajos que poseen una economía ya madura. La producción de electricidad holandesa aumentó de forma menos espectacular, de 92.000 GWh en 1998 a 105.000 GWh en 2008 (un aumento del 14% por ciento en 10 años).

La proporción de combustibles fósiles en la producción de electricidad en los Países Bajos, incluso disminuyó de 90% a 85% por ciento, pero aquí también la cantidad absoluta de la electricidad generada mediante combustibles fósiles creció de 83.000 GWh en 1998 a casi 90.000 GWh en 2008 (fuente).

Así, entre 1998 y 2008, la cantidad de electricidad “verde” en los Países Bajos creció con 7.200 GWh, mientras que la cantidad de “no-verdes” de electricidad creció a 7.000 GWh. Así es que los holandeses son hoy en día aún más dependientes de los combustibles fósiles destinados a la generación de electricidad que en 1998.

Evitar las emisiones

Claro que todo podría haber sido aún peor: Esa es la razón por la que los legisladores y reguladores prefieren hablar de “evitar el uso de energía de origen fósil” y “evitar las emisiones de CO2”. El razonamiento que esgrimen es el siguiente: Si no hubiésemos construido esas turbinas eólicas y paneles solares, habríamos quemado aún más combustibles fósiles . Pero, ¿a quién quieren engañar?

Los españoles podrían haberse “evitado” emitir esa misma cantidad de CO2 y gastar energía de combustibles fósiles si no hubieran construido ni una sola turbina eólica entre 1996 y 2007 y en su lugar, haber limitado el aumento del consumo de energía a 84.915 GWh, en vez de los 112.086 GWh consumidos en ese periodo.

De haber actuado de esa manera, ahora serían tan dependientes de los combustibles fósiles como lo son hoy y habrían emitido la misma cantidad de gases de efecto invernadero como lo hacen en la actualidad, pero todo esto sin necesidad de los 27.171 GWh de electricidad eólica. Pero, claro, estos datos no producen grandes titulares, que por otro lado, nadie lee.

Lo mismo puede decirse de los holandeses: podrían haber “evitado” la misma cantidad de energía de combustibles fósiles y las emisiones derivadas si en su lugar hubieran limitado el aumento del consumo de energía a 7.000 GWh, en lugar de los 14.000 GWh. registrados.

La energía incrustada

De hecho, este escenario de baja tecnología habría sido una opción más ecológica y energéticamente eficiente, ya que ambos países podrían haberse ahorrado la energía necesaria para construir las plantas generadoras de energías renovables y las mismas fuentes de energía – los paneles solares, turbinas eólicas y la madera de la biomasa.

La electricidad realmente ecológica no se produce gracias a una fuente de energía “limpia”, sino mediante una fuente “limpiadora” de energía. Los paneles solares, turbinas eólicas y los pellets de madera no utilizan gas o carbón durante su funcionamiento, pero sí requieren de energía para su fabricación (y debido a que en su mayoría son producidos lejos del lugar donde se utilizan estas cifras no aparecen en las estadísticas nacionales de consumo de energía).

El contenido de la energía incrustada de las turbinas eólicas y los paneles solares no constituye un problema si con ellos se remplazan plantas de energía que utilizan fuentes no renovables.

Hemos de tener en cuenta que el contenido de la energía incrustada de las turbinas eólicas (y los paneles solares) no constituye un problema si con ellos se remplazan plantas de energía que utilizan fuentes no-renovables, porque en ese caso ahorramos energía. Sin embargo, este no es el caso, y entonces la energía incrustada en esa capacidad añadida de generación de electricidad no es más que un uso extra de energía.

Se hizo demasiado

Esto no significa que las plantas de carbón sean preferibles a las turbinas eólicas y paneles solares. De hecho, si los holandeses hubieran construido las plantas (7.200 GWh) de energía renovable y no las (7.000 GWh) no-renovables, el resultado habría sido un verdadero progreso. De igual modo, si se hubiera mantenido el consumo de energía al nivel de 1998 sin construir planta alguna, renovable o no-renovable – también habría sido un progreso importante. Habrían conseguido ser menos dependientes de combustibles fósiles y emitir menos CO2 y contaminación a la atmósfera.

Lamentablemente nada de esto se hizo. Peor aún…., se hizo todo a la vez, la construcción de plantas de energía renovable, la construcción de más plantas de energía no-renovable, y se incrementó el consumo de la energía.

Acumulando fuentes de energía

Una vez más, esta tendencia no se limita a España y los Países Bajos (ver las cifras), y esto tampoco es un fenómeno nuevo. Lo que estamos haciendo desde hace más de 100 años, es acumular fuentes de energía. Hoy en día (en los Países Bajos, España, los EE.UU. y en todo el mundo) la cantidad absoluta de carbón consumido para la producción de electricidad es mucho mayor que hace un siglo, cuando no se hablaba de gas, petróleo o energía nuclear.

El sucio carbón del inicio de la revolución industrial no fue reemplazado por plantas de gas más limpias. Las plantas de gas se sumaron a las plantas de carbón. Más tarde, las plantas nucleares no sustituyeron a las de carbón existentes y las plantas de gas, sino se sumaron a ellas. Hoy en día, con las energías renovables, está sucediendo lo mismo. Se dirigen a satisfacer una demanda de energía que antes no existía. Utilizamos fuentes de energía renovable para alimentar número cada vez mayor de aparatos de succión de energía – y esto no nos va a llegar a ninguna parte.

Imagen: el consumo de energía de EE.UU. desde 1845 hasta 2001.
Imagen: el consumo de energía de EE.UU. desde 1845 hasta 2001.
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Hasta ahora, las nuevas y más limpias fuentes de energía siempre han sido utilizados para aumentar la producción de energía, no para que sea más “verde” (véase, por ejemplo la imagen de la izquierda, que representa el consumo de energía de EE.UU. desde 1845 hasta 2001, la fuente).

Lo que ha venido en llamarse transformación ecológica de la producción de electricidad y tanto da que hablar, sigue siendo un ilusión. No hemos avanzado un paso de como estábamos hace 5, 10, 20 o incluso hace 100 años. Más bien al contrario, las cosas van a peor día tras día.

Datos relativos frente a datos absolutos

A menudo, más importante que lo que hacemos, es lo que no hacemos. Una de las claves del progreso es reducir la proporción de las energías no-renovables en el total de energía producida, o al menos mantener el mismo nivel. En lugar de impulsar el desarrollo de más energía renovable, las autoridades deberían hacer todo lo posible para no permitir que se generen más kilovatios de energía no-renovable.

Todos los objetivos de la política se expresan en términos relativos – un enfoque estéril- mientras el consumo total de energía vaya en aumento.

El problema es que todos los objetivos de la política se expresan en términos relativos (como es el caso del porcentaje de la producción total de electricidad) y no en cifras absolutas. La Unión Europea tiene como objetivo generar, en el 2020, un 20 por ciento de la producción total de electricidad mediante energía eólica y el 15 por ciento mediante energía solar (fuente). Los EE.UU. tiene como objetivo generar un 25 por ciento de su electricidad mediante fuentes renovables para el 2025 (fuente). Ninguno de sus informes describen una meta en cifras absolutas. Este es un enfoque estéril, mientras el consumo de electricidad total vaya en aumento.

Estados Unidos

Por ejemplo, imaginemonos que los EE.UU. consiguen generar el 25% por ciento de su consumo de electricidad mediante energías renovables, y asumamos que esto les cuesta llevarlo a cabo 5 años más de lo que estaba previsto. De acuerdo con las proyecciones de la AIE, la demanda de electricidad de EE.UU. crecerá un 26 por ciento (16 a 36 por ciento) desde 2007 hasta 2030. Esto significa que los 3.800.000 GWh de hoy serán 4.788.000 GWh en 2030.

Y según lo previsto, alrededor de 1.244.880 GWh serán producidos por energías renovables (lo que significa 3 veces la capacidad de energía renovable en todo el mundo hoy en día). Sin embargo, esto es poco más que los 988.000 GWh de demanda eléctrica que se añadirán durante este período. Así que incluso si este ambicioso objetivo se llevase a cabo, los EE.UU. todavía serían tan dependientes de los combustibles fósiles como lo son hoy.

Limitar la demanda de electricidad a los niveles actuales y no construir la capacidad de generación de electricidad renovable producirían el mismo resultado. Limitar la demanda de electricidad a los niveles actuales y conseguir que el 25 % por ciento de la producción de electricidad sea mediante energía renovable eso sí constituiría un auténtico progreso.

Mundial

El aumento de las energías renovables tiene una importancia secundaria. Lo realmente importante es que la cantidad absoluta de los combustibles fósiles que se queman disminuya . Sólo entonces nos volveremos menos dependientes de fuentes de energía no renovables y de proveedores externos de energía y sólo entonces disminuiremos las emisiones de CO2. A una escala global, la inutilidad del enfoque actual es aún más evidente. La cantidad total de electricidad renovable en todo el mundo (sin contar la hidráulica*) aumentó de 31.000 GWh en 1980 a 414.000 GWh en 2006 – un aumento del 1.300 por ciento o un incremento absoluto de 383.000 gigavatios-hora.

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Sin embargo, la cantidad de electricidad generada por carbón y el gas se duplicó en ese mismo período, lo que equivale a un incremento absoluto de 6.355.900 GWh. Por lo tanto, hemos incrementado las fuentes no-renovables en torno a 20 veces más que las fuentes renovables.

En ese período la producción total mundial de electricidad aumentó de 8.027.000 a 18.008.000 Gwh, un incremento del 250 por ciento. Si nos fijamos en la producción de energía total en lugar de la producción de únicamente electricidad, la preponderancia de los combustibles fósiles es aún mayor (ver la imagen de arriba, cortesía de Der Spiegel).

Mucho más importante que lo que hacemos, es lo que no hacemos.

Esta tendencia no parece tener fin. Según el “World Energy Outlook 2009“, publicado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el consumo de energía aumentará en un 40 por ciento de aquí a 2030. Esto ocurrirá a pesar del hecho de que el consumo global de energía se redujo en 2009 debido a la crisis económica. La AIE prevé que el consumo de electricidad aumentará con otro 76 por ciento en 2030, lo que equivale a una capacidad requerida de 4.800 gigavatios – casi 5 veces la capacidad actual en los Estados Unidos.

Incluso si tenemos éxito en la construcción de 4.800 gigavatios de energía renovable en los próximos 20 años (algo que es poco realista), no significaría avance alguno. Lo que debemos es lidiar con lo que se considera casi como una ley natural inquebrantable – el crecimiento ininterrumpido del consumo de energía.

¿Cómo resolver la crisis energética

No me malinterpreten: todos los esfuerzos para construir y desarrollar energías renovables y tecnologías de eficiencia energética son útiles y muy necesarios. Lo que digo es que, por sí solos, no consiguen ningún resultado. Para hacer que funcionen, es preciso fijar un límite al uso de la energía.

Imaginemos por un momento que la Unión Europea o los EE.UU. deciden que en 2020 sólo se podrá utilizar la misma energía que hoy utilizamos. Resulta curioso notar que todos los esfuerzos que antes mencionábamos de repente tienen sentido. Si la cuota de las energías renovables aumenta, entonces la proporción de energía no-renovable se reduce. El uso de tecnologías de eficiencia energética se traduce automáticamente en ahorro de energía, y no en aplicaciones añadidas o de mejoras de rendimiento, como ocurre ahora (la paradoja de la eficiencia energética).

Es en este escenario, como con cada pequeño avance en la producción de energías renovables y en la tecnología de eficiencia energética, podríamos ser cada vez menos dependientes de los combustibles fósiles y emitir menos gases de efecto invernadero. Por otra parte, es erróneo tildar a esta medida de drástica y radical: si podemos manejarnos hoy con 18.008.000 Gwh, ¿por qué no en el 2030? ¿Cuantos cacharros, chupadores de energía, más necesitamos?

Por cierto, ¿podemos seguir desarrollando tantos nuevos productos y servicios como se nos antoje, mientras el único requisito que se les exija sea el de su eficiencia energética? Si consideramos la cantidad de energía que la mayoría de los productos y servicios actuales desperdician, existe un gran margen para la innovación, la mejora e incluso el crecimiento económico.

Si ponemos un límite absoluto para el uso de energía, todos los otros esfuerzos (energías renovables, tecnología de eficiencia energética), de repente adquieren sentido

Ahora tratamos de satisfacer con la producción de energía una demanda cada vez mayor. Otra opción sería tratar de limitar nuestra demanda a una oferta fija. Considerando las circunstancias, esto sería una estrategia mucho más realista e inteligente. Una estrategia mejor sería seguir el llamado “protocolo del agotamiento del petróleo“, una idea de Richard Heinberg, que propone un acuerdo internacional para reducir la producción de petróleo y el consumo anual en un 2,6% por ciento.

Podemos esperar hasta que la realidad geológica, económica o geopolítica provoque la disminución de la disponibilidad de combustibles fósiles, pero si adoptamos ahora una política previsora, podremos disponer de más de una oportunidad de hacer una transición exitosa hacia una sociedad más duradera y menos demandante de energía.

China no tiene la culpa

Por último y no menos importante, la AIE señala que los paises no occidentales son en gran parte los responsables del aumento de consumo de energía, con China a la cabeza. Sin embargo, esto no queda del todo claro. Tal como la AIE señaló en un informe anterior, casi el 30% por ciento del consumo de energía en China es causado por la producción de bienes de exportación – desde bicicletas y vaqueros a paneles solares.

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Si los países occidentales han tenido éxito al limitar el aumento de su consumo de energíaha sido gracias a que han externalizado el uso de cada vez más energía. Por otra parte, la AIE constata en su último informe, que los países no integrantes de la OCDE, son, a pesar de su alta participación en el consumo actual de energía, responsables de sólo el 42 por ciento de las emisiones de CO2 desde 1890 – con una población muchísimo mayor. Sería pues justo que redujéramos nuestro consumo de energía en mayor medida que ellos.

Primera ilustración de Milo, última ilustración por Agenca Eureka.

Estadísticas de energía: El Mundo / EE.UU. / Europa / The Países Bajos /España

** Incluso si se considera la energía hidroeléctrica, como una fuente de energía renovable, su potencial está limitado a países con una geología adecuada. Su participación en la producción de electricidad ha disminuido, tanto a nivel mundial como en los EE.UU.