Aunque las cocinas modernas son cómodas y prácticas, lo cierto es que dejan mucho que desear en cuanto a consumo energético. Tal y como vimos en el artículo, la eficiencia térmica de una placa de cocina eléctrica no es mayor que la de un fuego convencional. En ambos casos casi el 90 % de la energía primaria se pierde durante el proceso de cocción.
Es posible cocinar más eficientemente en términos de energía, sobre todo si mantenemos la olla de cocción bien aislada. Este es el principio básico que sustenta la cocina por retención de calor; un recipiente bien aislado permite la cocción de los alimentos solo con el calor que genera la propia olla. La cocina por retención de calor es el doble de eficiente que cualquier otro sistema de cocción, debido a que la olla debe permanecer menos tiempo en el fuego, y limita las pérdidas de calor.
A principios del siglo XX, la cocina por retención de calor era un elemento común de las cocinas occidentales, similar al horno o al frigorífico. Algunos modelos incluso se integraban como un accesorio de las cocinas de gas o eléctricas; su funcionamiento consistía en una campana aislante que descendía hasta situarse sobre la olla, una vez que el fuego se había apagado.
En el artículo anterior, nos encontramos con que cocinar es un proceso increíblemente ineficiente. La eficiencia térmica varía del 13% en el caso de las placas eléctricas al 23% en el de las de gas, y del 5 al 25% en los casos del fuego abierto y de los hornillos de biomasa. Las cocinas también producen niveles considerables de contaminación del aire en el interior de las viviendas –especialmente en los países en desarrollo, pero también en las cocinas modernas de los hogares occidentales. Estos resultados muestran que tanto en los países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo, existe mucho margen de mejora en cuanto a eficiencia energética y a reducción de los niveles de polución.
Los países ricos y pobres se enfrentan a estas cuestiones con estrategias distintas. En los países más pobres, la mayoría de los esfuerzos se centran en mejorar la eficiencia energética y en disminuir la contaminación del aire en el interior de los hogares, causada por las cocinas de leña o biomasa. Así, por ejemplo, los llamados hornillos cohete pueden alcanzar una eficiencia térmica del 45% o más, con tan sólo la mitad de las emisiones. Sin embargo, cualquier optimización de las cocinas de biomasa sigue dependiendo de la leña como combustible, y contaminando el aire.
En el mundo occidental, en cambio, se hace un uso generalizado de la mejor tecnología que hay a nuestro alcance, como las placas de inducción eléctricas. No obstante, estos electrodomésticos tienen una eficiencia térmica de tan sólo el 15%, lo que significa que el 85% restante de la energía empleada para cocinar se malgasta. En resumen, podemos concluir que, en la actualidad, mantenemos una postura no demasiado ambiciosa en cuanto a la sostenibilidad de nuestras cocinas.
¿Por qué es tan ineficiente cocinar?
Si queremos mejorar la eficiencia en la cocina, es preciso observar con detenimiento donde se producen las mayores pérdidas de energía. En las placas eléctricas y los microondas, el gasto de energía más significativo se produce por las pérdidas en la conversión energética. La conversión de combustibles fósiles o biomasa en electricidad produce un nivel de eficiencia energética del 20-45% dependiendo de la planta de energía, lo que explica por qué las cocinas eléctricas se encuentran entre los equipos de cocina menos eficientes.
La segunda causa más importante de pérdida de energía en las cocinas eléctricas, y la primera para los demás tipos de cocina, tiene lugar en la transferencia de calor entre la fuente de energía y los alimentos que están dentro de la olla. El recipiente de cocción no aprovecha todo el calor que produce el fuego, y el calor se pierde a través de las paredes y la tapa de la olla, así como a través del vapor.
El proceso de cocción es similar al calentamiento de un edificio no aislado con todas las ventanas abiertas
Para llevar el agua a ebullición y mantener la cocción a fuego lento, la cocina tiene que compensar continuamente esas pérdidas en la transferencia de calor. Esto es como calentar un edificio sin aislar, con todas las puertas y ventanas abiertas de par en par. Incluso las cocinas con mejor rendimiento – los hornillos cohete y los de gas de leña– sólo consiguen un máximo de eficiencia térmica del 40-50%.
Obviamente, podríamos hacerlo mejor. En cuanto a las potenciales mejoras en la sostenibilidad de las cocinas, hay cuatro tecnologías que merecen una atención especial: los faldones de olla, la cocina por retención de calor, las ollas a presión y las cocinas solares. Aunque cada una de ellas representan una solución en sí misma, al combinarlas resultan especialmente ventajosas.
Faldones de olla
Una forma sencilla de empezar a mejorar la eficiencia en la cocina es usando un faldón de olla. Este accesorio aumenta la eficiencia en la transferencia de calor entre el hornillo y la olla. Funciona con todos los tipos de cocina excepto la eléctrica. Un faldón es un recipiente, generalmente de metal, donde se pone la olla, obligando a que los gases calientes del fuego fluyan estrechamente alrededor de las paredes exteriores de la olla. Los faldones pueden aislarse del exterior, lo que comporta un beneficio adicional al disminuir la pérdida de calor por los laterales de la olla.
El faldón de la olla también reduce los efectos de la asimetría de la llama, que suele ser un problema tanto en la cocina al aire libre como la interior. Los experimentos en habitaciones sin prácticamente corriente de aire muestran patrones de llama altamente asimétricos, lo que reduce la eficiencia en la transferencia de calor. Las pruebas en tres tipos de cocina Pruebas en los tres tipos de cocinas –un fuego abierto, un hornillo cohete de biomasa y otro de gas— mostraron que utilizar un faldón para la olla puede mejorar la eficiencia en la transmisión de calor en torno al 10-20% en el caso del hornillo cohete, y el 30% en el del fuego abierto. Dado que las pérdidas por transferencia de calor son la principal causa de ineficiencia en estos tipos de hornillo, no es un mal comienzo.
Ollas a presión
La olla a presión, más conocida, tiene un enfoque diferente. Una olla a presión consiste en un recipiente sellado herméticamente, que alcanza unas temperaturas del agua más elevadas gracias la presión añadida del vapor, lo que la convierte en más eficiente en términos de energía y rapidez de cocción. Puede funcionar con electricidad (como un dispositivo independiente o en una placa eléctrica), o en combinación con las cocinas de gas, de biomasa, de carbón o solar. La olla a presión reduce tanto las pérdidas por conversión de energía (emplea menos tiempo de cocción) como por transferencia de calor (elimina totalmente la pérdidas por evaporación).
No se han podido encontrar estudios científicos sobre la eficiencia energética de la olla a presión. Los fabricantes suelen anunciar un ahorro de energía y de tiempo de hasta un 70% en comparación con la cocción en una olla normal. Si asumimos que estas cifras son promedios correctos (probablemente demasiado optimistas), la eficiencia térmica en las cocinas empezará a parecernos más prometedora.
Si se utiliza una olla a presión en una cocina eléctrica, el proceso de cocción alcanzaría una eficiencia térmica del 22%, equiparándolo a un fuego bien atendido de tres piedras. La combinación de una cocina de gas con una olla a presión alcanzaría una eficiencia térmica del 39%, mientras que la combinación de un fuego bien atendido de tres piedras con una olla a presión obtendría una eficiencia térmica del 40%. El mejor resultado se consigue al combinar la olla a presión con el hornillo cohete, presentando una eficacia del 62%. 1
Cocinas de retención del calor / Fireless Cookers
Aunque la olla a presión representa una notable mejora, este tipo de dispositivos aún siguen perdiendo calor a través de los laterales y de la tapa, y son pérdidas considerables. También se producen pérdidas en la transferencia del calor del fogón a la olla. No obstante, si colocamos rápidamente la olla en una caja bien aislada cuando los alimentos empiezan a hervir, la pérdida por transferencia de calor puede ser minimizada hasta tal punto que el proceso de cocción continúa, sin necesidad de más energía.
Este es el principio de la “cocina sin fuego” o “cocina por retención de calor”, cuyo concepto puede describirse como el de la “casa pasiva” aplicado a la cocina. Una casa pasiva es un edificio bien aislado que requiere poca energía para calentarse o enfriarse.
La cocina por retención de calor es el concepto de la casa pasiva aplicado a la cocina
La cocina por retención de calor es la clave para una cocina eficiente tanto en los países pobres como en los ricos. Prácticamente elimina la pérdida por transferencia de calor y reduce sustancialmente el tiempo de cocción en el fuego o fogón, corrigiendo así las dos causas principales de pérdida de energía durante el proceso de cocción. Las cocinas sin fuego pueden reducir el uso de energía en más del 80%, pero este potencial ahorro depende de muchos factores. Entre esos factores están el material aislante, el diseño de cocina sin fuego, el tiempo de cocción necesario, la propia comida y la rapidez con la que trasladamos la olla del fogón a la cocina de retención de calor.
La Asociación Clean Indoor Air (PCIA) ha medido el ahorro de energía en las cocinas por retención de calor. En su estudio con 18 clases de cocinas de combustible sólido, el ahorro energía en la cocina de retención de calor equivale a una media de reducción del combustible del 50%, que es la cifra que utilizaremos en este artículo.
Si combinamos una cocina eléctrica con una cocina por retención de calor, podemos duplicar su eficiencia térmica. Combinadas, alcanzan el 26%, lo cual no es mucho, pero por lo menos representa una mejora en la eficiencia energética respecto a la cocina de gas sin más. Una cocina de gas utilizada junto a una cocina por retención de calor obtiene un 46% de eficiencia térmica, mientras que un fuego bien atendido en combinación con la cocina por retención de calor alcanza el 50%. La combinación de un hornillo cohete con la cocina por retención comporta una eficiencia de más del 80%. 1
Estos resultados pueden mejorar aún más si combinamos la cocina por retención de calor con la olla a presión. Si usamos la olla a presión para llevar los alimentos a ebullición, y después la colocamos en la cocina por retención de calor, podemos lograr una eficiencia del 40-90%, dependiendo de la fuente de calor que empleemos. Esta cifra se compara con un máximo del 23% de nuestras cocinas occidentales, y con el 40% –máximo 50%- de las cocinas de biomasa actualizadas.
En su forma más simple, la cocina por retención de calor consiste en un receptáculo de madera, de metal o de plástico relleno de paja, ropa vieja, porexpan, papel o cualquier otro material aislante. Puede consistir incluso en una olla envuelta en un saco de dormir. Normalmente se aplica una capa aislante de 5-10 cm de grosor en los laterales; la parte superior a menudo toma la forma de un cojín o colchón, a escala reducida y fácil de manejar. Es difícil de imaginar una técnica para ahorrar energía más rentable.
Cocinas por retención de calor en la historia
En algunas partes del mundo, el concepto de cocina por retención de calor se conoce desde hace siglos. Durante la Edad Media, los europeos usaron “cajas de paja” y agujeros en el suelo rellenos de paja. Los indios americanos adoptaron un enfoque ligeramente diferente para limitar las pérdidas por transferencia de calor, envolviendo la fuente de calor (con piedras calientes por el fuego o arlita) dentro de la batería de cocina. Algunos grupos de indios americanos usaban “cestos de cocina” con este fin; cestos estancos, tejidos muy prietos, que podían revestirse de arcilla para el aislamiento. Otros, cocinaban sopas y guisos con piedra hirviendo dentro un agujero cavado en la tierra y forrado con piel de animal.
La cocina por retención de calor fue popularizada en el mundo occidental entre las décadas de 1890 y 1930. En la Exposición Universal de 1967 en París, un “artilugio de cocción automático” noruego recibió un premio. Se trataba de un simple pero elegante recipiente con cuatro capas de fieltro aislante.
Durante las primeras décadas del siglo XX, la cocina sin fuego se convertía en un elemento fijo de muchos hogares americanos y europeos
Inicialmente, la cocina por retención de calor se utilizaba principalmente entre aquellos profesionales que requerían de una mayor movilidad, como pescadores, cazadores y soldados. Los tranvías de Ámsterdam incorporaban una cocina sin fuego para el conductor. No obstante, durante las primeras décadas del siglo XX, la cocina sin fuego también se convertía en un elemento fijo de muchos hogares americanos y europeos, un accesorio que a menudo se encontraba anexo al fogón de la cocina.
Los mejores modelos estaban hechos en su totalidad de metal y recubiertos con un aislamiento de lana mineral; la olla se mantenía separada del material aislante para facilitar su limpieza y garantizar la durabilidad. Los mismos modelos se utilizaban para la refrigeración.
Otra innovación de principios del siglo XX fue la cocina por retención de calor a gas; una combinación de fogón y horno a gas, y cocina por retención de calor. Esta combinación obvió la necesidad de trasladar la olla del fogón a la cocina por retención de calor, haciendo uso de campanas de aislamiento – “thermodomes” – que descendían hasta situarse sobre el fogón. Una vez que la comida rompía en ebullición, se cerraba el gas y entonces se cubría la olla con el thermodome, sin necesidad de apartarlo del fogón. La campana subía y bajaba con la ayuda de un contrapeso.
Curiosamente, la campana descendía a mitad de camino sobre el fogón mientras el gas estaba encendido. De esta manera, el interior de la campana se calentaba por el calor que tiende a subir y de no ser así se habría perdido, asegurando que gran parte del calor retenido en el interior de la campana serviría después para mantener el nivel de cocción, una vez apagado el gas. Versiones posteriores funcionaban de manera totalmente automática, cerrando el gas y descendiendo la campana en un tiempo preestablecido.
Otro intento de fusionar la cocina por retención de calor con la de fogones era el fogón pozo “deep well cooker”“cocina en profundidad” (también conocidas como “thrift cooker” que significa cocina económica"). Los antiguos modelos, tanto de gas como eléctricos, en ocasiones disponían de uno de sus quemadores hundidos en una cavidad. Esta cavidad estaba muy bien aislada por los laterales, y contenía una olla específicamente diseñada, con una tapadera hermética y sin asas a los lados.
En algunos modelos, los quemadores podían también funcionar como superficie de trabajo. Aunque no fuesen realmente cocinas por retención de calor –la olla funcionaba a fuego lento – los fogones pozo reducían considerablemente las pérdidas de transferencia de calor.
Cocinas por retención de calor mejoradas
El uso de cocinas por retención de calor disminuyó en la década de 1930, para luego resurgir durante la Segunda Guerra Mundial y durante la crisis del petróleo en la década de 1970. Hoy en día, se promueve el uso de las cocinas por retención de calor principalmente en los países en desarrollo. Las ONG que han introducido esta tecnología son, entre otras, – Practical Action, HELPS International and Solar Cookers International. Los diseños realizados para países en vías de desarrollo varían, desde los cestos aislados de Solar Cookers International alas bolsas de porexpan de Wonderbag o ONIL.
Aunque las cocinas por retención de calor pueden fabricarse a un bajo coste, utilizando recursos naturales y disponibles localmente, también podrían producirse en masa utilizando materiales más sofisticados. Si bien el plástico hace que la producción de estos dispositivos sea menos sostenible, lo cierto es que también las hacen más prácticas, y los materiales aislantes de calidad superior han mejorado su rendimiento.
La cocina térmica es la versión “High tech” compacta de una cocina por retención.
Una importante innovación en el mercado occidental es la llamada cocina térmica, que apareció en la década de los 90. El dispositivo se sirve de la tecnología del vacío, el mismo principio que el termo. La cocina térmica se compone de una olla extraíble, con asas y tapa, que cabe dentro de un termo sellado al vacío con un diámetro que oscila entre los 20 y 50 cm. La olla se calienta en el fogón (sin importar de qué tipo) y luego se coloca dentro del recipiente sellado al vacío. Puedes encontrar un ejemplo aquí.
En un termo, o cocina térmica al vacío, el espacio entre las paredes dobles del cilindro está totalmente sellado. Al carecer casi por completo de moléculas de gas, la transferencia de calor por conducción y convección quedan prácticamente eliminadas y por lo tanto la conductividad térmica es extremadamente baja. El grosor del aislamiento, para una resistencia térmica similar, equivale a una séptima parte del de la lana mineral, y a un tercio de las espumas de foam, derivada del petróleo.
El resultado es una cocina por retención de calor mucho más compacta, que fácilmente podría convertirse en un estándar de las cocinas de los hogares occidentales, como anexo encastrado a los fogones. Los termos de cocina más pequeños se podrían utilizar para transportar comida caliente. El aislamiento al vacío también está disponible en forma de paneles aislantes,que podrían utilizarse para la auto-construcción de dispositivos de cocina por retención de calor, compactos pero súper-aislantes. (Aunque la producción casera es posible, sería necesario adaptarse a los tamaños disponibles en el mercado – cortar los paneles supondría destruir el aislamiento al vacío).
Con demasiada frecuencia, las cocinas por retención de calor se muestran como dispositivos de emergencia dirigidos a campistas, refugiados o supervivientes. Sin embargo, un dispositivo relativamente sencillo que puede duplicar la eficiencia energética de cualquier tecnología a nuestro alcance, merece mucha más atención. La cocina por retención de calor debería ser un elemento común en todas las cocinas. Aparte de su potencial ahorro energético, el uso en los países occidentales también favorecería su aceptación en los países en desarrollo.
Economía del tiempo
A principios del siglo XX, el ahorro de tiempo era el principal argumento de venta para las cocinas por retención. Esto parece extraño porque el tiempo de cocción se duplica comparándolo con el proceso de cocina convencional. Este sistema requiere un tiempo más prolongado de cocción, sinembargo, reduce el tiempo que el cocinero o cocinara debe permanecer presente.
Una vez que colocamos la olla en la cocina por retención, no requiere de más atención, y el cocinero es libre para dedicarse a otra actividad, incluso fuera del hogar. Es imposible que la comida vuelva a hervir, y no existe el peligro del fuego que requiere de vigilancia. Además, la comida puede permanecer caliente durante 6 horas o más, así que el proceso de cocinado se vuelve más flexible.
La cocina por retención también aumenta la capacidad de cualquier cocina, ya sea eléctrica o funcione con gas, carbón, leña o energía solar. Puedes cocinar un nuevo plato mientras que el otro está terminándose de cocinar a baja intensidad. Con cada dispositivo por retención que añadimos, estamos aumentando la capacidad de la cocina.
Cocinas Solares + Cocinas por retención de calor
Esta característica es especialmente interesante en combinación con la cocina solar. La cocina por retención de calor aumenta la capacidad de la cocina solar, y además permite cocinar aun cuando no se disponga de mucho sol. Cuando se utiliza la cocina por retención de calor para completar el proceso de cocción, sólo se necesita una media hora de sol para preparar la cena.
Las cocinas por retención actúan en esencia como baterías, almacenando la energía en la comida caliente. Aumentan enormemente la utilidad de las cocinas solares, haciéndolas apropiadas incluso en días nublados y en países donde hay menos radiación solar. Además, la combinación de ambas técnicas de cocción permite que puedas preparar una comida y servirla horas después de que se haya puesto el sol.
En comparación con las demás técnicas de cocina, la solar es lo último en cocina sostenible. No necesita combustible ni contamina el aire. A pesar de que las cocinas de gas o combustibles fósiles pudieran alcanzar una eficiencia térmica del 100%, seguirían dependiendo de recursos como la leña o el carbón, y también contaminando el aire. La cocina solar es la única que elimina por completo estos dos problemas.
La cocina por retención de calor aumenta enormemente la utilidad de una cocina solar
Existe una gran variedad de diseños de cocinas solares. El más simple es la caja de cocina solar, que no es mucho más que una caja aislante con una placa de cristal como tapadera. El cristal permite que la radiación solar penetre, calentando así el interior, mientras que las paredes aislantes de la caja disminuyen las pérdidas de calor. No hay mucha diferencia entre la caja de cocina solar y la cocina por retención de calor, y ambos diseños podrían fusionarse en uno solo. Las cajas de cocina solares pueden también funcionar en condiciones de nubosidad, ya que son capaces de aprovechar la radiación difusa.
Las cocinas parabólicas solares incorporan un diseño más complejo, utilizando espejos curvados para concentrar la radiación solar en un punto focal. Funcionan más rápido, generan temperaturas más altas, y son capaces de freír, asar y hacer barbacoas. No obstante, son más difíciles de construir, requieren de una reorientación frecuente hacia el sol, pueden suponer un peligro, y sólo funcionan en condiciones de cielo despejado. Las cocinas de paneles solares – tales como CooKit—incorpora elementos de ambos hornos de caja y cocinas parabólicas.
La cocina solar no es la única forma de aprovechar la energía del sol para cocinar. Las cocinas eléctricas o los microondas que funcionan con electricidad generada por paneles solares fotovoltaicos también pueden considerarse cocinas solares. Sin embargo, convertir la energía solar en electricidad, para luego convertir la electricidad en calor, y permitir así que hierva el agua, implica una complejidad innecesaria e ineficiente desde el punto de vista energético, y es caro en comparación con la cocina, que aprovecha directamente la energía solar.
Cocina solar de interior
Al igual que las cocinas de biomasa mejoradas y las de retención de calor, las cocinas solares se promueven principalmente en los países en desarrollo, como una alternativa al fuego abierto. Esta tecnología se distribuye a través de unas 500 organizaciones, empresas y particulares, que forman parte de Solar Cookers World Network. La promoción de la cocina de paneles y de la caja de cocina solar se dirige sobre todo hacia los hogares y colectivos de refugiados, mientras que la cocina parabólica, más sofisticada, se reserva generalmente para la cocina a gran escala en instituciones.
La promoción de la cocina solar en los países en desarrollo ha supuesto una mejora de esta tecnología, que puede aprovecharse en todo el mundo. Por ejemplo, ahora es posible cocinar en interiores mediante el uso de energía solar. Puede realizarse de dos maneras diferentes: la primera consiste en orientar una cocina parabólica en dirección a una abertura en la pared, de manera que la luz del sol se refleje en la olla; y la segunda, concentrando la luz solar para generar vapor, transportándolo luego a través de conductos hasta la cocina.
Ambas versiones fueron puestas a prueba por la Scheffler Community Kitchens en la India. Se aplicó la tecnología en instalaciones a gran escala, por ejemplo en el Templo Shirdi, en donde se sirvió el almuerzo preparado con energía solar a más de 50.0000 personas al día. No obstante, la energía solar en interiores también puede aplicarse a pequeña escala, como lo demuestra el sistema en la imagen que está arriba.
Las cocinas solares que se utilizan en los países en desarrollo no suelen ser de las más eficientes. Una actualización con materiales más sofisticados incrementaría considerablemente su eficacia
Aunque se trata de un equipo extraordinariamente sostenible, la mayoría de las cocinas solares que se utilizan en los países en desarrollo no son de las más eficientes. Como señala Appropedia, muchas cocinas solares son “concentradores solares en los que se ha sacrificado la precisión y la eficiencia en favor de la facilidad de construcción y el aprovechamiento de materiales”.
El rendimiento de estas cocinas podría aumentar al construirlas de un modo más sofisticado. Por ejemplo, una ventana de vidrio de baja emisividad (o low-e) hace que una caja de cocina solar sea mucho más eficiente, dado que la mayoría del calor que se escapa de la caja lo hace a través del cristal. Solar Cookers International señala que el desarrollo continuo de modelos más eficientes está impulsando la practicidad de las cocinas solares a cotas más elevadas.
Haciendo la cocina sostenible: “Cocina integrada”
Al combinar los fogones con las cocinas solares, las cocinas por retención y las ollas a presión, convertimos un proceso ineficiente en un sistema sostenible que reduce drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de combustible y la contaminación del aire. Esto es válido tanto para los países pobres como para los ricos, independientemente del tipo de cocina que se utilice.
Cada vez más, las ONG apuestan por una combinación de cocinas solares, cocinas por retención de calor y cocinas de biomasa mejoradas; este enfoque se conoce como “cocina integrada”.[2] En la “cocina integrada”, la cocina solar se utiliza siempre que sea posible, mientras que la cocina de biomasa mejorada ofrece una solución cuando la energía solar no esté al alcance. La cocina por retención de calor se usa en combinación con ambas, incrementando la capacidad del sistema integrado de cocina y maximizando la eficiencia energética. Puedes ver un ejemplo en este video.
Un planteamiento similar en el mundo occidental podría incluso utilizar cocinas eléctricas o de gas en lugar de cocinas de biomasa mejoradas. Debido a que el uso de cocinas por retención, ollas a presión y cocinas solares reduce considerablemente el uso de las cocinas eléctricas o de gas, su baja eficiencia resulta menos preocupante. Si el uso de energía de las cocinas eléctricas y de gas se reduce sustancialmente, también se vuelve más realista suministrar esta menor cantidad de energía por medio de fuentes renovables, como por ejemplo la energía eólica.
Cada vez más, las ONG apuestan por combinar las cocinas solares con las de biomasa mejoradas.
La cocina solar y la de retención de calor son buenos ejemplos del tipo de tecnología que reivindicamos en Low-tech Magazine. Pueden ser baratas, fáciles de construir y verdaderamente sostenibles, y pese a todo siguen siendo superiores a cualquier tecnología de cocina disponible en la época preindustrial. El uso extensivo de energía hidráulica y eólica en la historia parece sugerir que la cocina solar se remonta muchos siglos atrás, pero ese no es el caso. Las primeras cajas de cocina solar experimentales, y las cocinas parabólicas, sólo aparecieron a finales del XIX.
La cocina solar y la de retención de calor podría parecernos baja tecnología, pero se integran bien con materiales de alta tecnología. Antes de la Revolución Industrial, no teníamos estaño ni papel de aluminio, como tampoco disponíamos de la tecnología al vacío, de recipientes de plástico o de cristal con aislamiento térmico. La cocina por retención de calor, junto con las ollas a presión y las cocinas solares, no implica volver a los caducos e imprácticos utensilios del pasado. Más bien, se trata de aplicar un enfoque innovador que optimiza el conocimiento y la tecnología existentes, buscando como objetivo la eficiencia radical de la energía.
Gracias a todos los lectores que me han animado a escribir sobre las cocinas por retención de ralor